El día que Netflix entró en mi salón… y acabó con la tele


Era imposible permanecer ajeno a Netflix. Tantos años oyendo a los estadounidenses en Twitter hablar de las bondades del servicio, las múltiples series y estrenos exclusivos… Su llegada a Latinoamérica supuso un antes y un después en la forma de ver la televisión en nuestros países, pero ¿hasta qué punto?


Realmente en este tórrido idilio todo resultó muy fácil desde el comienzo: darse de alta no podía resultar más fácil y en un par de clics ya me encontré disfrutando del primer mes gratuito. “Bah, me doy de baja al final del mes y listo”, me dije, incauto de mí. Pero pronto comencé a caer rendido a los encantos de este nuevo formato de televisión.

Amor a primera vista

Sería fácil pensar que el verdadero responsable del flechazo era el contenido de la firma estadounidense, o lo que es lo mismo, su descomunal catálogo, pero en mi caso lo que cambió todo fue que me implicaba una nueva forma de consumir televisión: ya no había que estar mirando el reloj para no perderse una serie o tragarse los anuncios. La ventaja de este gigante estadounidense es además su omnipresencia, y es fácil encontrar aplicaciones que potencien aún más su utilidad.


Como podrá suponer el lector, no pasó mucho tiempo antes de que únicamente terminara viendo Netflix en mi televisor y me olvidara de los viejos canales de TV abierta y aun los de cable.

Sayonara, televisión de antes

Sí. Cada vez descubrí que espaciaba más las emisiones de televisión convencionales, que poco a poco se limitaron a las noticias y algún que otro especial. Y surgió la duda ¿era mi caso aislado o generalizado? Mis investigaciones me sacaron rápidamente de mis reflexiones existenciales al citar datos empíricos que ponían cifra al fenómeno: los clientes de Netflix veían hasta un 42% menos la programación convencional. Vamos, un auténtico jaque mate para la programación de toda la vida. Ese estudio que encontré destacaba también otro elemento fundamental: el cambio generacional existente, que motiva que los más jóvenes sean ya consumidores únicos de este tipo de formato y la televisión convencional quede para los veteranos del hogar.

Es un hecho, no es solo en mi caso que Netflix ha comenzado a desplazar a la televisión de antes y sigue imparable  sumando registros récord en aquellos países en los que se va instalando. Netflix, qué bueno que nos conocimos…nunca te voy a dejar.

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